Cuando una célula muere, las enzimas comienzan a romper los enlaces entre los nucleóticos que forman la columna vertebral del ADN, es el momento en el que los microorganismos aceleran la descomposición. A la larga, las reacciones con el agua se cree que son las responsables de la degradación de la mayoría de los elementos. El agua subterránea, omnipresente, hace que el ADN en muestras de huesos enterrados se degrade a una velocidad determinada.
Lo más complicado hasta ahora ha sido determinar esta tasa (tiempo). La razón es que resulta complicado encontrar grandes conjuntos de ADN que contengan fósiles comunes con los que realizar comparaciones significativas. Aún peor, las condiciones medioambientales variables como pueden ser la temperatura, el grado de ataque microbiano o la oxigenación, alteran la velocidad del proceso de descomposición.
El estudio realizado por un equipo de paleontólogos de la Universidad Murdoch en Australia liderado por Morten Allentoft podría haber dado con la clave. Los científicos examinaron 158 huesos que contenían ADN de una especie en extinción de ave llamada moa en el sur de Nueva Zelanda. Unos huesos que databan de entre 600 y 8.000 años de antigüedad y que habían sido recuperados de tres sitios en un radio de 5 km, con unas condiciones de conservación idénticas a una temperatura de 13,1 ºC.
A través de la comparación de las edades de los especímenes y del grado de degradación del ADN, los investigadores calcularon la vida media del ADN, una cifra de 521 años. Dicho de otra forma, después de 521 años, la mitad de los enlaces entre los nucleótidos y la columna vertebral de una muestra se habrían roto, después de otros 521 años, la mitad de los elementos restantes se habrían ido. Según Allentoft:
El ADN se degrada a una velocidad determinada y, por tanto, tiene sentido hablar de una vida media. Estos 521 años son 400 veces más de lo esperado a partir de experimentos de laboratorio a temperaturas similares
Según los investigadores, se puede llegar a predecir que incluso un hueso a una temperatura ideal de conservación (unos -5 ºC), todos los elementos del ADN se destruirían después de un máximo de 6,8 millones de años. El ADN debería ser legible mucho antes (se apunta 1,5 millones de años), cuando los filamentos restantes serían demasiado cortos para dar información significativa.
Volviendo a la posibilidad de que las muestras de dinosaurios pudieran sobrevivir hasta nuestros días, Simon Ho, uno de los investigadores, indica que:
Esto confirma la sospecha generalizada de que las antiguas reclamaciones sobre el ADN de los dinosaurios y antiguos insectos son incorrectas. Sin embargo, aunque esos 6,8 millones de años que sirven para destruir todos los elementos del ADN no se encuentran cerca de la edad de un hueso de dinosaurio, creo que podríamos ser capaces de romper el récord de la secuencia más antigua de ADN, una cifra que actualmente es de alrededor de medio millón de años.
Aún así, estos 521 años de media de vida estarán sujetos a nuevos estudios. Los científicos tendrán que verificar si los resultados pueden ser reproducidos en ambientes muy diferentes como pueden ser una cueva, la química del suelo o incluso la época del año en la que murieron los animales.